Sauna es la palabra finlandesa más conocida del mundo. Una forma de conocer mejor el país a través de una costumbre que forma parte del corazón y del alma de su gente.
Para que se tenga una idea de su relevancia en la cultura finlandesa, la ONU incluyó la sauna, en 2020, en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, que reconoce prácticas y hábitos únicos que refuerzan la calidad de vida de los seres humanos.
En España la sauna tiene menos atractivo en las épocas más cálidas, pero en Finlandia se disfruta de un buen baño de vapor y los beneficios de esta fuente de bienestar, tanto en la primavera como en el verano.
Para conseguir un resultado excelente, puedes empezar con una exfoliación de la piel, una vez que el calor y el vapor ayudan a abrir los poros. Una de las fórmulas más tradicionales es mezclar un poco de miel con sal gruesa y esparcir la pasta por todo el cuerpo. Después de unos 10 minutos, aclaras la piel y listo: seguro que notarás la mejora.
Otra forma de pasarlo de maravilla en una sauna es hacer el típico baño de agua fría para los pies. Una vez dentro de la sauna, llenas un cubo con agua para remojar los pies a la vez que recibes el vapor – verás que las patitas saldrán totalmente revitalizadas.
Y por último, pero no menos importante, el abedul: el compañero inseparable de los finlandeses en la sauna. Las ramas de abedul contienen propiedades curativas, además de ofrecer enormes beneficios para la salud del cuerpo, sobre todo de la piel. La tradición es hacer un tipo de “palo” con las ramas y hojas bien comprimidas e ir golpeando suavemente la piel.
Si decides seguir estos pasos, verás que tu experiencia en una sauna jamás será la misma.
